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«Papá,… ¿tu crees que existen las hadas?…porque a lo mejor son muy pequeñitas, viven en los bosques y no sabemos cómo buscarlas, pero que no las veamos no quiere decir que no existan, ¿verdad?»
Con esta frase tan bien elaborada y de tal calado mi hija Noelia me desarmó. Cierto es, y ya he hablado de ello mi anterior reflexión Morning Glory o el Entusiasmo del Líder que cuando estamos centrados en algo, todo nuestro cerebro parece estar dirigido a descubrir o corroborar aquello que nos preocupa o nos ocupa y que ello se llama Sincronicidad. Pues bien, yo estaba en ese momento en un estado propicio a la Sincronicidad con la Visión.
En esta ocasión yo estaba inmerso en una sesión de Trans-Formación con un grupo de Directores y Responsables de Unidades de Negocio de una empresa alemana con varias sedes en España.
Durante esta segunda sesión con la empresa, estábamos hablando del desarrollo de la Visión en una empresa, su importancia, su vinculación mediante la Misión y Objetivos con las Tareas que se desarrollan en todos los puestos, y cómo ello enriquece el trabajo de las personas: saber para qué estoy haciendo lo que estoy haciendo.
Hablando de ello habíamos hablado, evidentemente, de Visiones como la de Marthin Luther King Jr.
“…Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación.
Tengo un sueño hoy…”
Es quizá una de las más conocidas y utilizadas metáforas para tratar el significado de una Visión. Pero por algún motivo, el concepto no calaba. Era prácticamente imposible, literal y metafóricamente.
Las personas que estaban allí sentadas estaban tan imbuidas de su practicidad, de su día a día, de sus problemas y sus “realidades” que no podían imaginar un sueño empresarial.
Como alternativa, y puesto que ya lo había utilizado con éxito en otras sesiones, les propuse pensar en sus sueños de niño, en qué creían, con qué se ilusionaban, qué es lo que hacían.
Aquello, como en ocasiones anteriores, se convirtió en un fluir continuo: recuerdos, risas, experiencias, anécdotas,…en definitiva, se liberaron de su “practicidad” y vivieron en sus ilusiones por un momento.
Todos necesitamos tener una Visión, pero una Visión con mayúsculas, una Visión que nos haga sentir motivados, alegres, contentos, emocionados cada vez que la contemos a alguien. Una Visión bien desarrollada hace que se despierten las neuronas espejo de los demás y lleguen a sentir nuestra pasión cada vez que la contamos.
Cuando somos capaces de, como me dijo mi hija, volver a pensar si las hadas existen y a creer en ellas, entonces y sólo entonces nos podremos dar cuenta de que, a lo mejor, no estamos sabiendo mirar bien. Que necesitamos un cambio de referencia, un cambio de visión personal.
Levantarse cada mañana con la sana intención de volver a ser un niño, de creer en nuestras ilusiones, de hacer que nuestras neuronas se disparen y se “enciendan” alocadamente persiguiendo aquello que nos hace reir es la Fuente de la Vida, la Piedra Filosofal.
En estos tiempos que vivimos, en que parece que la “realidad” nos atosiga por todos lados, en donde todas las noticias que quieren transmitirnos son pesimistas y plagadas de malos augurios, yo abogo por buscar hadas.
Busca tus hadas, tus dragones, tus sueños imposibles: Julio Verne soñó con un viaje a la luna, y lo conseguimos. También soñó con una nave que viajaba bajo el mar, y lo conseguimos. Marthin Luther King Jr., soñó con un mundo en igualdad por el color de la piel en Estados Unidos, y hoy hay un presidente de color en la Casa Blanca.
Puede que no todo lo que sueñes se haga realidad, pero estoy convencido de que el trayecto hasta que lo consigas te hará sentir ilusionado, con un mayor sentimiento de felicidad, y te dotará de energías renovadas y renovables cada día que te servirán de combustible para salir a la calle, sonreir, y caminar con la cabeza alta en pos de tu sueño.
Y ahora, tu que me lees,… ¿crees que las hadas existen?
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2 comments on “Papá… ¿Existen las hadas?”